El conocimiento, semilla del desarrollo sostenible
Hoy, 26 de enero, se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental, efeméride que, desde el año 1975, nos recuerda la importancia de la educación, como semilla de conocimiento y concienciación sobre el medioambiente.
Crear, fomentar, recopilar y trasmitir información para actuar frente crisis climática, desde edades tempranas, es una de las más importantes semillas del desarrollo sostenible.
Esta guía esencial que nos proporciona la educación ambiental para el desarrollo sostenible supone un germen de sabiduría que ha estudiado, durante años, las limitaciones del Planeta, y que, además, lo ha plasmado en la redacción de detallados informes que nos alertan, con más o menos complejidad, del peligro al que nos enfrentamos si no cambiamos nuestros hábitos de producción y consumo, así como la forma en que nos relacionamos con el entorno natural.
En este punto es cuando queremos destacar la importancia de los educadores ambientales. Personas que traducen complejos algoritmos y lenguajes científicos a un lenguaje comprensible para todos con el objetivo de divulgar y concienciar en materia de sostenibilidad y, así, otorgar capacidad de opinión.
La educación medioambiental, en línea, entre otros, con los ODS4, ‘Educación de calidad’, ODS12, “Producción y consumo responsables”ODS13, “Acción por el clima”, ODS14, “Vida submarina” y ODS15, “Vida de ecosistemas terrestres” son claves de cara a impulsar el desarrollo sostenible, como pilar de futuro.
Como afirma Naciones Unidas en la descripción del cuarto Objetivo: “La educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza”. Nos enfrentamos a cifras imponentes cuando hablamos de falta de acceso a educación. “Cerca de 260 millones de niños aún estaban fuera de la escuela en 2018”. Pero ¿cuáles son las cifras relativas a los niveles de conocimiento medioambiental?
La preocupación medioambiental se ha introducido en nuestros razonamientos hace relativamente poco tiempo. Hace cincuenta años, solo unos pocos ‘locos’ estudiaban la huella que dejaba la industrialización sobre la naturaleza o los avances del ser humano en el tratamiento de recursos que entendíamos inagotables. Ahora, la situación ha dado un vuelco. Nos encontramos en un momento en el que la crisis climática está condicionando los patrones de consumo implantados. Tanto es así, que la FundéuRAE decide que términos como microplástico (palabra del año en 2018), carbononeutralidad o ecoansiedad (las dos últimas finalistas en la selección del año 2021); se han labrado un puesto de honor en el vocabulario de las personas y que, a su vez, manifiesta preocupaciones e intereses de la sociedad actual.
Inquietudes que pasan por ampliar la cultura ecológica, por evaluar factores que puedan facilitar un desarrollo sostenible sin dejar a nadie atrás o por fomentar la implicación de las personas en una materia tan determinante como es la educación ambiental.
Solo con educación de calidad se alcanzarán los objetivos de desarrollo sostenible. Una instrucción que permite, y permitirá, sembrar valores medioambientales y desarrollar las habilidades necesarias para afrontar los problemas ecológicos del entorno inmediato.
Una vez más desde StepbyWater queremos hacernos portavoces del llamamiento de Naciones Unidas para entrar en acción, con el ODS17, ‘alianzas para el desarrollo sostenible’, como principio inherente de acción; y fomentado el aprendizaje para crear un diálogo competente en materia ambiental. Queremos poner en valor la educación como herramienta para la búsqueda de soluciones a otros desafíos que se encuentran en el centro de la Agenda 2030 como la falta de disponibilidad y el acceso a los servicios de agua, saneamiento e higiene (ODS6, ‘Agua limpia y saneamiento’) para preservar la salud y el bienestar de millones de personas.
Hoy, Día Mundial de la Educación Ambiental, StepbyWater da la enhorabuena a los educadores que siembran las semillas para el desarrollo sostenible.
