La presencia de mascarillas en la naturaleza condiciona la salud planetaria

Las mascarillas se han vuelto parte de nuestro día a día. Un imprescindible para salir de casa que hemos interiorizado como complemento a las llaves.
Las mascarillas han sido, y son, nuestro salvavidas durante la pandemia, pero una vez terminado el día, estas asumen un papel completamente diferente. Se convierten, si no son desechadas correctamente, en una fuente de contaminación desproporcionada para el Planeta dando lugar a un ciclo nocivo para el medio ambiente y, en consecuencia y de forma paradójica, para la humanidad.
Estudios recientes estiman que se desechan alrededor de 3 millones de mascarillas por minuto en el mundo. En el caso de España, la cifra asciende a las 30 millones de mascarillas al día. La composición de estos equipos de protección individual, en su mayoría, se basa en microfibras de un grosor entre 1 y 10 mm. Este tamaño hace que la estructura de las máscaras sea diferente a la de otros plásticos como las bolsas de plástico o envases, que tienen menor riesgo de propagación por el medio ambiente.
La presencia de estos materiales de protección en la naturaleza es más que visible. En el año 2020 las mascarillas ya se habían asentado en las cunetas de las carreteras, en los parques, en las playas e, incluso, colgaban de las ramas de los árboles como si de un nuevo fruto se tratara. La irrupción fue tal que muchos comenzaron a ver el gran problema que suponía el impacto en el medio ambiente el uso de mascarillas de forma masiva. Un ejemplo fue Laurent Lombard, cofundador de Opération Mer Propre (Operación Mar Limpio) que lanzó un aviso en 2020 del escenario al que nos enfrentamos si no se gestiona adecuadamente la basura Covid y dijo: “Pronto puede haber más mascarillas que medusas en el Mediterráneo».
Una primera llamada de atención que ahora preocupa al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que a través del Instituto de Investigaciones Marinas (IIM) y en colaboración con la Universidad de Cádiz (UCA), ha realizado un estudio acerca de las mascarillas quirúrgicas y como afectan a los ecosistemas acuáticos, en concreto, al pez cebra. Según cuenta el estudio, el pez cebra esta siendo especialmente afectado por esta contaminación condicionando su reproducción y fertilidad.
La invasión de las mascarillas en nuestros parajes naturales hace que la presencia de estas microfibras se haya disparado. Al ser utensilios de un solo uso, las proporciones que se emiten al medio ambiente han aumentado exponencialmente. Debemos tener en cuenta que una mascarilla puede liberar hasta 173.000 microfibras en el mar cada día según el estudio de Environmental Advances .
Ahora, además, dos años después del inicio de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de las dimensiones del problema de estos desperdicios y pone el foco en la falta de protocolo en el tratamiento de los residuos sanitarios entre los que se encuentran las mascarillas. Según indica el estudio, la presión sobre los sistemas de gestión de residuos -cifras que llegan a las 87.000 toneladas al hablar de equipos de protección (EPI) adquiridos de 2020 a 2021 (solo datos contabilizados por la OMS) – provoca el desgaste en los sistemas de gestión.
La Tierra tiene muchos enemigos contra los que tiene que protegerse, pero ahora, además, se han sumado estos equipos de protección individual por ello, desde StepbyWater te animamos a hacer una gestión responsable de estos recursos desechando las mascarillas en la basura doméstica general.
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