La circularidad aplicada al agua
La transición del modelo económico y de producción hacia la economía circular es imperativo en tiempos de cambio climático. La circularidad de los recursos, además de tener una labor restaurativa del medioambiente, permite fomentar un modelo con beneficios económicos y sociales.
La eficiencia en el uso del agua es uno de los ejes claves dentro del Plan de Acción de Economía Circular 2021- 2023 publicado por el MITECO. Dentro del plan se encuentran diferentes líneas de actuación para progresar en la transición hacia la economía circular en los límites temporales de la Agenda 2030. Y en este sentido, una de las prioridades es trabajar en la reutilización y depuración de las aguas con especial interés en la regeneración del recurso hídrico.
El eje número 5, dentro del informe de Economía Circular 2021-2023 propone un incremento de la digitalización para incidir en la mayor obtención de información, con respecto a los diferentes tipos de demandas. España es uno de los países que a largo plazo se verán más afectados por la sequía y por ello, el fomento de uso de aguas regeneradas, por ejemplo, en proyectos de regadío, son imprescindibles para avanzar en el desarrollo sostenible del país.
La búsqueda de soluciones ante las nuevas inclemencias meteorológicas ha hecho que la reutilización de los recursos, así como su reciclaje, sean unas de las vías de desarrollo de un nuevo modelo económico tendente a la mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático y la conservación del medioambiente. Un cambio de modelo impulsado por gobiernos, instituciones y empresas, basado en alargar el ciclo de vida de los bienes y recursos, así como en devolverlos al medioambiente en un estado óptimo y saludable. Para ello, en el caso del agua, se habla de “regeneración” y “reutilización” como fuentes de sostenibilidad y disponibilidad de un bien escaso y vital.
Uno de los mejores ejemplos con respecto a la reutilización del agua es el liderado por nuestra aliada Mahou-San Miguel, que junto a otra de nuestras organizaciones aliadas, Aqualia, ha desarrollado proyectos como Life Answer en el que además de reutilizar el agua, producen energía.
¿Cuáles son las consecuencias de no tratar las aguas residuales?
Las consecuencias de no hacer una correcta gestión de las aguas residuales pueden provocar la pérdida de la biodiversidad, la degradación de las masas de agua, la trasmisión de enfermedades o la contaminación de la cadena alimentaria a causa de los microplásticos o de sustancias químicas.
Desde el Plan de Acción de Economía Circular, el Ministerio de Transición Ecológica propone incorporar las aguas reutilizadas en los sistemas de explotación de las cuencas hidrográficas, de forma que esta integración proporcione una nueva forma de obtención del recurso al mismo tiempo que se reduce el impacto de las aguas residuales en el medioambiente.
Son muchos los proyectos que se han puesto en marcha para trabajar en una gestión eficiente del agua. Es el caso de las EDAR que nuestra aliada Aqualia ha instalado a lo largo y ancho del territorio nacional (también lo ha hecho fuera de nuestras fronteras) con el objetivo de avanzar en la consecución de todos los ODS, y en especial del ODS 6 ‘Agua y saneamiento para todos’; y de reducir su huella hídrica.
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