En la década del cambio hacia un futuro más sostenible
Hoy, 24 de octubre, es un día de suma importancia para el planeta y todos los que la habitamos: el Día Internacional contra el Cambio Climático. Fecha en la que se nos recuerda la urgencia de actuar frente a uno de los desafíos más apremiantes de nuestro tiempo.
El cambio climático es una realidad innegable que está teniendo un impacto devastador en nuestro entorno natural y en nuestras vidas. Los aumentos de temperatura, el deshielo de los polos, la subida del nivel del mar, fenómenos climáticos extremos y la pérdida de biodiversidad son solo algunas de las consecuencias evidentes. Sin embargo, no todo está perdido, llevamos años pensando en global y actuando en lo local. La Unión Europea ha implementado herramientas y normativas para frenar, mitigar y adaptarnos a los efectos del cambio climático. Sin ir más lejos, Madrid, al igual que Berlín apuesta por la movilidad urbana sostenible y París tiene un proyecto en el que, para 2050, planea construir edificios capaces de generar energías renovables, bioclimáticos y de energía positiva. Ámsterdam, por su parte, trabaja para desarrollar un modelo de economía circular y fue elegida en 2009 la primera ciudad europea inteligente debido a su distribución de urbanismo sin alterar sus principales recursos naturales.
Pero ¿cuándo empezamos a hablar del cambio climático?
En el siglo XIX, con la revolución industrial comenzó a generarse un aumento significativo de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) debido a la quema de carbón, petróleo y gas. Aunque todavía no se entendía completamente el impacto de estas emisiones en el clima, se establecía una conexión entre la actividad humana y el aumento de CO2 en la atmósfera.
En la década de los años 50 y 60, la investigación científica comenzó a destacar la relación entre las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global. Charles David Keeling, con su célebre curva de Keeling, documentó de manera continua el aumento de CO2 en la atmósfera. La influencia del trabajo del científico estadounidense no solo se reflejó en el ámbito académico, sino también en decisiones políticas de ámbito internacional, como en el Protocolo de Kioto, décadas más tarde.
En los años 70, se dan las primeras advertencias públicas sobre el cambio climático, y finalmente, en 1988, se funda el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) por las Naciones Unidas, con el propósito de evaluar la ciencia del cambio climático y sus impactos. Esto marcó un punto de inflexión en la concienciación global sobre el tema.
Dos fechas importantes que siguen serán el año 1992, cuando en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, se establece la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en la que los países se comprometen a abordar el cambio climático y a estabilizar las emisiones de gases de efecto invernadero; así como el año 1997 en el que se negocia el Protocolo de Kioto, un tratado internacional que establecía objetivos de reducción de emisiones para los países industrializados.
Pero cuando hablamos de una fecha importante en cuanto a la lucha por el cambio climático debemos referirnos al año 2015, cuando tiene lugar el Acuerdo de París, que sustituye al Protocolo de Kioto. En este acuerdo histórico, en la COP 21, que firmaron inicialmente 55 paises y que en la actualidad ha aumentado a un total de 195, se produce un gran “convenio” por combatir el cambio climático, en el que se mantiene el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero por debajo de 2º por encima de los niveles preindustriales, para reducir la incidencia del cambio climático, proyectando que para el 2050 se limiten a cero.
En el siglo XXI el cambio climático se vuelve un tema de preocupación global. En la década del 2010 el cambio climático se intensifica con eventos climáticos extremos, como sequías, inundaciones, incendios forestales y huracanes. La preocupación pública crece, y los movimientos por la acción climática ganan fuerza. Considerándose hoy en día como una prioridad global. La comunidad internacional continúa trabajando en medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, adaptarse a los impactos y promover la sostenibilidad.
La historia nos muestra cómo la comprensión y la respuesta al cambio climático han evolucionado con el tiempo, desde los primeros indicios hasta la actual crisis climática que enfrentamos. La acción colectiva y la colaboración internacional son esenciales para abordar este desafío global.
Nuestro papel en la lucha contra el cambio climático es arduo pero necesario, debemos reducir nuestra huella de carbono, disminuyendo el consumo de energía; apoyar fuentes de energía limpias, como la energía solar; fomentar la sostenibilidad en nuestra vida cotidiana o defender políticas climáticas reales. No es tarea sencilla, y aunque parezca que los actos de cada individuo por separado son insignificantes, los actos de la mayoría son determinantes, el cambio climático es un problema global y por ello todos debemos aportar nuestra parte, hay que mantener una actitud positiva.
El futuro de nuestro planeta depende de las decisiones que tomemos hoy. Juntos, podemos construir un mundo más sostenible y resiliente frente al cambio climático. ¡El momento de actuar es ahora!
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